domingo, 23 de septiembre de 2012

LA INAGURACION


Todo arrancó en el centenario cuando El Hogar Obrero compró en noviembre y en remate público un terreno que daba a Bolívar y Martín García, que no incluía la esquina, que se compraría después.
A los nueve meses se llamó a licitación que le fue adjudicada a la cooperativa Artes y Oficios debido
a que reunía las condiciones que EHO reclamaba que tuviera con sus trabajadores. En el acto de inauguración del 9 de julio de 1913 estuvieron el intendente municipal Joaquín Anchorena, concejales porteños y también concejales de Montevideo interesados en seguir el ejemplo, además de varios diputados nacionales. Juan Bautista Justo, que también era diputado y había sido fundador de la cooperativa, resaltó en su discurso los beneficios del ahorro “cuando es manejado por y para el pueblo” y lamentó la “escasa o ninguna” ayuda oficial, así como también el costo del 20 por ciento extra que significó pagar en impuestos los materiales de construcción importados.

TESTIMONIO DE LO POSIBLE

El próximo 9 de julio se cumple un siglo de que la cooperativa de trabajadores El Hogar
Obrero levantó, en Martín García y Bolívar, un ejemplo de vivienda colectiva. Sus vecinos confían en que, esta vez, sea reconocido como patrimonio cultural de la Ciudad.

Por Armando Vidal. 

Donde Barracas extiende sus brazos para estrecharse con Constitución, San Telmo y La Boca – Bolívar y la Av. Martín García- hay un edificio que está por cumplir cien años y aguarda el reconocimiento de la Legislatura como patrimonio cultural de la ciudad de Buenos Aires.

Representa la gran muestra de una vivienda colectiva realizada por la cooperativa de trabajadores El Hogar Obrero, ideario socialista de hacer lo posible para soñar hacer lo imposible. Ese, al menos, fue el pensamiento en acción de uno de los fundadores del partido Socialista, Juan B. Justo, cuyo nombre lleva el edificio de este distinguido médico y diputado nacional que lo inauguró el 9 de julio de 1913.

Síntesis de campo y ciudad, hombre culto y solidario, que tuvo coincidencias con el anarquismo en la lucha contra lo peor de la oligarquía de la época pero también profundas diferencias, nació en San Telmo en 1865, vivió varios años en Junín y murió en Buenos Aires en 1928. De bebé lo llevaron a una estancia cerca de Tapalqué que el padre iba a administrar pero cinco años después, terminada la guerra con Paraguay, la familia volvió y él ingresó a una escuela de la calle Tacuarí, entre Carlos Calvo y Humberto Iº.

Los habitantes de ese edificio de 47 unidades en el sector que da a la avenida han venido haciendo grandes esfuerzos desde adentro –hall, palieres y pasillos- para cuando el gran patio los reúna con ilustres visitantes en los festejos que imaginan para el próximo 9 de julio.

Entremos a esa casa -Av. Martín García 473-, pensada para trabajadores transformados en propietarios y concretada en tiempos de explotación y matanzas de obreros.

Hall, con placas y fotos evocativas, sótano a la derecha, escalera a la izquierda, ascensor; entrepiso, cuatro pisos, patio como platea y gran terraza, un conjunto ampliado con el edificio, con ingreso independiente, por la calle Bolívar 1856. La unidad la dio la construcción que se insertó en la esquina y que en 1938 vinculó
ambas alas. Allí, desde los primeros años, también funcionó una sección de
ventas de productos de almacén..

El complejo está catalogado para su protección cautelar lo cual exige trabajos en especial en su fachada, que superan las posibilidades del consorcio.Una de las observaciones técnicas de la Dirección General Casco Histórico es sobre la marquesina del supermercado Coto, que compró el local cuando El Hogar Obrero tuvo que vender sus bienes para enfrentar una grave crisis financiera a comienzos del menemismo, recién superada. 

De modo que en el edificio de la vivienda colectiva, se insertó el interés de lucro privado con la llegada de Coto, un trabajador que hizo de su apellido una marca nacional contra emporios extranjeros. Quizás allí haya latente una alianza con el edificio pero por ahora sólo se escuchan quejas contra el poderoso vecino, que a menos de tres cuadras está construyendo un gran centro comercial.

Salgamos para ver desde la esquina al Banco Galicia, donde se hallaba el corazón de la casa del Almte. Guillermo Brown, cuyo frente reprodujo la Armada en el edificio donde tiene sus archivos frente al Hospital Argerich, conocida como Casa Amarilla, pese a que la residencia del valiente irlandés era blanca. Junto con el Juan B. Justo y el que fuera de la yerbatera Cruz Malta – reciclado y respetado por el HBC-, más la plazoleta en construcción que recuperará al monolito a la hija de Brown y generará mayor impacto de los ómnibus sobre el edificio centenario. Todo constituye un centro
de atracción cultural y turístico, complementario del que conforman el Parque Lezama, el Museo, la Iglesia Ortodoxa Rusa, el tramo inmediato de la Av. Caseros, el Bar Británico y la ex Canale.

Pero las viejas ideas que siempre son futuro seguirán palpitando en los muros del Juan B. Justo, que en algún momento albergó a la Sociedad Luz, también en el barrio (Suárez y Ruiz Díaz de Guzmán) y que tiene entre sus socios a los diputados de la Legislatura porteña Jorge Selser, médico del Argerich y Virginia González Gass, la ex rectora del Colegio Nacional de Buenos Aires, ambos socialistas. Dos seguros concurrentes a la fiesta.•